Mensaje de una compañera

Una compañera nos manda este mensaje. Un SOS .

De esto hablamos cuando decimos que el bombardeo constante de imágenes de cuerpos y subjetividades homogéneas es una sutilización de los mecanismos de la violencia que funciona cada vez mejor. Tanto mejor que nos cosificamos a nosotres mismes y a les otres.

Nos evaluamos por la apariencia física, el privilegio de encarnar el standar de belleza, de caber perfecto en el estereotipo de mujer visible se inscribe en el cuerpo para ser leído y reproducido por el grupo. 

¿Qué piensa una mujer que le dice a otra que “vos no tenés el cuerpo para estar adelante en esta clase de gimnasia”?

Que hay cuerpos que son de primera fila y cuerpos de segunda, o de tercera.
Cuerpos para mostrar y cuerpos para ser ocultados. 

¿Cuales son los cuerpos que “merecen” “deben” ser visibles? Los que encarnan la hegemonía, los de las mujeres, jóvenes, blancas, delgadas, etc. 

No lo inventó ella, no es una idea que se le ocurrió, es la construcción de años y años recrudecida en esta era de las redes, en la que la construcción de los sentidos se hace a través de las imágenes en las que los cuerpos, más que nunca, son mercancía que circula para la evaluación, el juicio y la crítica. Donde la apariencia física, encarnar el standard de belleza clasista y racista es un pasaporte a la visibilidad, el amor, la felicidad. 

Por suerte la compañera no se fue de la clase, por suerte no era una niña, ni una adolescente, por suerte pudo quedarse en la primera fila, no sin rabia, no sin la vergüenza que construyen estos juicios. 

El standard de belleza, el estereotipo de mujer tal cual lo conocemos son herramientas y dispositivos del sistema para mantener y reproducir este orden social que nos aliena y oprime, nos despolitiza y nos aisla.

¿Qué se hace en estos casos? ¿Cómo podríamos intervenir “pedagógicamente” o no ante estos comentarios?

¿Se les ocurre algo?

1 comentario en “Mensaje de una compañera”

  1. ¡¡No puedo creer que exista tanta violencia naturalizada!! ¡¡Es indignante y muy triste!!
    Una genia la compañera que no respondió con el mismo grado de violencia y agresión.
    En estos casos pienso que una pregunta tan simple como un «¿Y?», puede dejar en ridículo a quien emite comentarios tan maliciosos, y que responden a una lógica donde lo diverso debe ser erradicado. También creo que el humor es un buen aliado.
    Gracias por hablar de estos temas. Si alguna vez me toca vivir una situación similar, creo que voy a contestar «Tenés razón, con este cuerpo no debería salir de mi casa (?)…».
    ¡Excelente lo que hacen!

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